Los primeros computadores electrónicos comerciales, desarrollados a partir de la segunda mitad del siglo XX, tenían unas dimensiones considerables y enormes costes de instalación, operación y mantenimiento. Por esta razón solamente estuvieron al alcance de grandes corporaciones, entidades gubernamentales y algunas universidades. De hecho, estos computadores de precios prohibitivos se solían alquilar, y eran las compañías fabricantes, como UNIVAC o IBM, las encargadas de la instalación y mantenimiento del computador, así como de la programación y actualización de las aplicaciones. Solo el personal técnico especializado podía interactuar físicamente con el computador. La información se introducía mediante tarjetas perforadas de cartón y cintas magnéticas; los resultados se obtenían a través de impresoras. Los programas eran concebidos y diseñados por analistas de aplicaciones, después las programadoras y programadores escribían el código y, finalmente, las perforistas los trasladaban a las tarjetas de cartón con máquinas perforadoras.
A partir de la década de los años 60 del siglo XX, los avances en arquitectura de computadores y sistemas operativos permitieron que la interacción de las personas con los computadores comenzase a cambiar. El computador empezó a ser visto como un servidor o proveedor de servicios: el usuario enviaba un trabajo para que fuera ejecutado en algún momento y esperaba la respuesta al cabo de varias horas o días. Más tarde, los sistemas operativos interactivos hicieron posible que el computador pudiese atender directa y simultáneamente a varios usuarios conectados mediante terminales remotas situadas a unas pocas decenas de metros de distancia. La aparición de las redes locales y de sistemas operativos como Unix en la década de los años 80, y de Internet a partir de los 90, permitieron que la distancia entre el servidor y los usuarios, ahora ya equipados con un computador personal, no fuese un obstáculo a la comunicación con los servidores y el acceso a sus recursos computacionales y almacenamiento.
Las empresas tecnológicas actuales, como Google o Amazon, ofrecen sus servicios a millones de personas a través de Internet. Estos servicios se ubican físicamente en miles de computadores o servidores colocados dentro de armarios o bastidores (racks) de Centros de Datos. Cada servidor es un bloque constructivo que dispone de procesador, memoria y disco, y carece de teclado o pantalla. La industria ha estandarizado las dimensiones físicas de estos computadores, así como las condiciones de instalación y mantenimiento a fin de garantizar unos niveles mínimos de confiabilidad. En los armarios podremos encontrar, además de servidores, otros elementos: cabinas de discos, conmutadores de red, fuentes de alimentación ininterrumpida, conmutadores de teclado, ratón y pantalla, y muchos, muchísimos cables, tanto de alimentación eléctrica como de interconexión.
En esta zona del Museo de Informática se exponen varios computadores y dispositivos informáticos de empresas como Hewlett Packard, Fujitsu Siemens, StorageTek, Silicon Graphics o IBM, que han actuado como servidores durante su vida operativa. Se ha elegido la planta baja para ubicarlos debido al enorme peso de alguno de ellos. Estos computadores fueron utilizados en tareas de administración, docencia y cómputo científico por instituciones y grupos de investigación de la Universitat Politècnica de València.
Como ejemplo, Hewlett Packard diseñó la línea de servidores HP 9000 entre 1984 y 2008. El bastidor expuesto es del año 2000. Cada HP Server dispone de microprocesadores con arquitectura PA-RISC de 64 bits a 440 MHz, 32 GiB de memoria RAM y sistema operativo HP-UX, una versión de Unix. El sistema de almacenamiento HP SureStore Disk System contiene discos de alto rendimiento y sistemas de ventilación y alimentación duplicados para aumentar la confiabilidad. Por otro lado, el sistema de almacenamiento HP SureStore Tape Library contiene dos bibliotecas de cartuchos de cintas magnéticas para efectuar copias de seguridad. Cada biblioteca tiene un robot con dos depósitos de 5 cintas cada uno. En esta línea, el dispositivo StorageTek L180, del año 2007, es una biblioteca autónoma de cintas capaz de gestionar un mínimo de 84 cartuchos y llegar a los 52 TB en su configuración máxima.
Finalmente, otro sistema destacable es el Altix 3000, presentado por Silicon Graphics en 2003. Orientada al cómputo científico, se basada en procesadores Intel Itanium 2 y sistema operativo Linux. Como nota anecdótica, el supercomputador Columbia de la NASA, operativo entre 2004 y 2013, contenía veinte sistemas como este.